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Se trata de un reto para el felino porque se le separa del ambiente al que estaba habituado para crear nuevos vínculos.

Lo ideal es que se le prepare un espacio propio para que pase sus primeros días con tranquilidad.

 

Los seres humanos lo vivimos con una gran emoción pero desde la perspectiva gatuna, su llegada a un nuevo hogar -ya sea desde un centro de adopción o un anterior domicilio-, es todo un reto para el felino porque se le separa del ambiente al que estaba habituado y debe crear nuevos vínculos desde cero. Somos precisamente nosotros, como responsables del gato, quienes debemos invertir un tiempo en preparar este proceso, allanarle el camino y facilitarle la adaptación a su nuevo entorno. Probablemente todos los que compartimos el domicilio vamos a tener unas ganas enormes de cogerle, mimarle, acariciarle… desde el minuto uno pero conviene no avasallar al minino y dejarle que sea él mismo quien vaya marcando el ritmo.

Revisión veterinaria

Antes de que el gato llegue a casa se recomienda tener elegido el centro veterinario al que le llevaremos para pasar su primera revisión. Ya se haga antes de conocer el domicilio o bien durante los primeros días de convivencia, deben tenerse en cuenta aspectos como la cercanía al hogar y que tenga buena fama entre vecinos y/o amigos que también tengan mascotas. En esa primera visita habrá que resolver cuestiones como el registro, la vacunación, la desparasitación (muy importante, sobre todo, sí convivimos ya con otros animales) y la identificación con microchip.

 

 

Crear un ambiente relajado

Cualquier cambio afecta siempre mucho a los gatos, tiende a generarles miedo, estrés y/o ansiedad, por lo que resulta fundamental presentarles su nuevo espacio de la manera mas relajada posible. Tanto si se trata de un gatito joven como de uno adulto y proceda de un centro de acogida, otro domicilio o un establecimiento lo ideal es que se le prepare un espacio propio para que pase sus primeros días, que podría ser una habitación aparte o un lugar especialmente preparado para él donde pueda estar solo. Lo fundamental es que se encuentre seguro, que pueda empezar a conocer el domicilio de forma progresiva y que tenga mucha tranquilidad.

 

Algunas recomendaciones

– Colocar todo lo necesario en esa habitación/espacio antes de que el gato llegue a casa: lo básico sería un comedero, un bebedero, agua fresca y comida, la bandeja de arena, un rascador, una camita y algunos juguetes. Se recomienda también que la zona de descanso y comida esté lo más separada posible de la zona de higiene.

– Puede ayudar muchísimo colocar en esa habitación algún juguete u objeto que el gato utilizase en su anterior hogar o bien frotar un trapo limpio por la cara del gato que se puede utilizar para transferir su olor a los muebles de esa zona. Ese olor conocido le transmitirá tranquilidad y le ayudará en esta fase de adaptación. También se puede optar por colocar en esa estancia un difusor de feromonas el día anterior a la llegada del gato.

– Facilitarles escondites. Distribuir estratégicamente en ese espacio reservado para el gato algunos escondites caseros utilizando cajas o bolsas de papel o bien alguna casita para gatos o túnel de juegos es una buena idea para que se sientan más protegidos y le ayudarán a gestionar el estrés originado por la llegada. Hay que tener en cuenta que a los gatos les gusta refugiarse el lugares altos.

– Si hay niños en la casa, su alegría y curiosidad por conocer al minino puede ser una fuente extra de excitación para éste, quizás lo mejor es dejar las presentaciones para días venideros. En el caso de ya convivir con otros gatos, conviene consultar cómo hacer el proceso de adaptación entre animales.

Una vez preparado el espacio y con el gato recién llegado, procederemos a llevarlo a su ‘habitación temporal’ y abrir el transportín. Lo más importante es dejar que el gato tome la iniciativa y marque los ritmos: no forzarle a salir, que sea él mismo quien se decida a explorar el espacio o bien a esconderse en alguno de los rincones dispuestos para este fin. Si el gato está muy asustado lo mejor es dejarle solo y a su aire y colocarle cerca de su escondite algo de comida para cuando le apetezca. Eso sí, es importante vigilar su apetito y controlar si ha ingerido algo. Si el felino pasara más de dos días sin probar bocado debería consultarse con el veterinario para que nos facilite alguna pauta.

 

¿Y el resto de la casa y de la familia?

Solo cuando estemos convencidos de que el gato se muestra tranquilo y confiado en esa habitación – lo que podría llevarle desde horas a días- habrá llegado el momento de abrir puertas y dejar que, poco a poco, empiece a familiarizarse con otros nuevos rincones de la casa y el resto de sus habitantes. Siempre, eso sí, poniéndole fácil el acceso a la ‘habitación base’ para que pueda regresar si se asusta o siente abrumado.

Ya sea en la propia habitación inicial o bien cuando ya explore el resto de la casa, podemos ir haciendo de forma gradual las presentaciones del resto de los miembros de la familia. 

Si observamos que el gato se pone tenso o se asusta mucho se deben postergar esos encuentros y lo mismo debemos hacer nosotros si queremos ganarnos su confianza: dejar siempre que tome la iniciativa y dé el primer paso, que sea él el que se acerque para olisquearnos o frotarse, para comer de nuestra mano o bien para pasar un rato jugando… y, sobre todo, respetar durante esos primeros días, su necesidad de intimidad y soledad.

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