Fortunata es eso: afortunada. Se había caído en una acequia y se estaba ahogando, menos mal que alguien estaba en el momento oportuno y en el lugar adecuado, la vio y no dudó ni un segundo en sacarla. Ahora está estupendamente, sequita y con buen apetito. No sabemos cómo llegó a caer ni dónde está su familia pero lo seguro es que hoy en día se encuentra en buenas manos. Si deseas adoptarla rellena el formulario y envíanoslo, puede que pronto la tengas en tu casa.